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lunes, 7 de septiembre de 2015

My readding Corner (Un rincón de lectura ideal)

No se puede evitar sentir nostalgia cuando llegan las primeras lluvias. El verano se despide como cada año para dejar paso al otoño. Pero algo que nos caracteriza es la capacidad de adaptarnos a lo que viene. Así como cuando lega el verano cogemos el capazo y la toalla y vamos en busca del mejor sitio frente al mar, ahora os invito a que cojáis una mantita, os acomodéis en un rinconcito de vuestra casa con la compañía de un libro mientras escucháis el sonido de la lluvia.

En este post vamos a observar que un rinconcito de nuestra casa puede ser nuestro favorito para relajarnos en 5 pasos.

¿Quieres saber cómo?

1. Lo primero es elegir el lugar donde nos vamos a sentar. Hay quién prefiere estar tumbado o solo estirar las piernas... Puedes estar en el sofá, en la cama, en un sillón cómodo que nos sujete por completo la espalda, en una chaise long...




2. Importantísimo tener el cuenta la luz ya sea interior o exterior. Sería ideal poder estar cerca de la ventana, pero oír y a veces observar la lluvia como cae en el cristal me resulta muy relajante. ¡Os lo recomiendo! A veces me gusta dejar la ventana un poco abierta y oler la llegada del otoño.




3. Ten a mano una mantita que no sea muy gruesa por si nos da sensación de frío. Lo siguiente más relajante después de la lluvia es cubrirte con una tela suave que parezca que estás en una nube.




4. Debería ser de obligatorio cumplimiento preparar un té (o café) para comenzar una lectura. El gusto, el olfato, el tacto, la vista y oír la lluvia de fondo... ¿Hay algo más perfecto que usar los cinco sentidos a la vez? ¿Lo creías imposible no?





5. Elige un buen libro. Alguien dijo que no hay que juzgar el libro por su portada, y tiene toda la razón. ¿Cual es tu favorito?




Aquí os dejo las primeras líneas de uno de mis libros favoritos, ¿averiguáis cuál es? :)

<< Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.>>

Observa & Decora

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